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30 El rey le dijo:

— Apártate y quédate ahí.

Él se retiró y se quedó allí. 31 Entonces llegó el cusita y dijo:

— ¡Hay buenas noticias para mi señor, el rey! El Señor te ha librado hoy de todos los que se habían rebelado contra ti.

32 El rey preguntó al cusita:

— ¿Está bien el joven Absalón?

Y el cusita respondió:

— ¡Que acaben como él todos los enemigos del rey, mi señor, y cuantos se rebelen para hacerte daño!

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